¿Es lo mismo? No.

¿Pueden coincidir? Sí.

¿Qué pasa si los confundimos? Te puedes frustrar, no tener claro tu camino y sacar conclusiones equivocadas.

¿Qué pasa si no tengo sueños? Que no tengo ilusión.

¿Qué pasa si no tengo objetivos? Que no tengo retos que consigan hacerme mejor.

 

La primera diferencia y la más importante, es que un objetivo es algo que debería depender de nosotros mismos, en cambio, un sueño es algo que nos encantaría conseguir, pero somos conscientes que hay muchos más factores en juego que están fuera de nuestro control.

Es muy importante esta diferencia, porque cuando definimos y luchamos por un objetivo que no depende solo de nosotros, quizá hemos trabajado increíble, lo hemos dado todo, pero como no solo dependía de nosotros, con nuestra parte no ha sido suficiente. ¿Es justo entonces, frustrarse y castigarse a uno mismx, por aparentemente haber “fracasado”? Quizá es que no hicimos el planteamiento correcto.

 

Ejemplo de Objetivo mal definido porque no depende de nosotros:

 

Objetivo mal definido:

Ganar la liga.

¿Por qué mal definido? 

Aunque tengamos opciones reales, si hay otros equipos también muy buenos, quizá lo hacemos genial, pero no será suficiente.

¿Cómo lo arreglamos?

Nuestros objetivos irán encaminados a estar comprometidos, a aprovechar cada entrenamiento, a esforzarnos el día que no nos apetezca tanto, a darle prioridad sacrificando cosas/situaciones que puedan interferir, a saber que hacen los demás y como podemos superarles, a adaptarnos a cada partido, etc. Y nuestro sueño podría ser conseguir la liga.

¿Resultado Final?

No se sabe. Nunca lo sabemos antes. Esa es la incertidumbre con la que hay que convivir, pero también la magia.

Lo que nos aseguramos de esta forma, es que podremos cumplir todos los objetivos, porque dependen de nosotros. Y si no lo hacemos, no podremos poner excusas, ni quejarnos de los demás. Sabremos que no hicimos lo que debíamos.

Nuestro sueño será nuestro motivo y nuestra ilusión. La razón por la cual lo intentaremos cada día convencidos, y el motor que nos empujará a seguir cuando tengamos dudas o dificultades.

Si conseguimos todos los objetivos y no cumplimos nuestro sueño, en un primer momento estaremos tristes, pero siempre nos sentiremos orgullosos de lo que hemos hecho.

Para BTA este no es el premio de consolación, sino la verdadera victoria.

 

Podríamos decir que el objetivo tiene que ver con la preparación y el trabajo diario para conseguir lo que queremos. Son todos aquellos retos que nos acercan y nos permiten mejorar. El sueño es lo que nos mantiene despiertos por la ilusión de conseguirlo.

 

¿Qué pasa si tengo claro mis sueños y objetivos y lucho por ellos?

Que encontrarás sentido a lo que haces, que valdrá la pena y aunque de aquí un tiempo los quieras cambiar por otros o decidir seguir otro camino, no te podrás reprochar nada.

 

En resumen:

Foto: Behind the Athlete