Existe una rama de la psicología que estudia las diferencias entre individuos, con la intención de poder entender mejor qué nos pasa, por qué nos pasa y, sobre todo, cómo se pueden modificar patrones de conducta y de pensamiento, cuando estos nos perjudican.

Este ámbito se llama psicología diferencial y en él se estudian muchas áreas y variables. Alguna de ellas las podemos utilizar para entender mejor el desarrollo del talento y cómo respetar, intervenir o acompañar durante estos procesos, dentro y fuera de los entrenamientos y la competición.

Uno de los grandes hándicaps de los deportes colectivos, es tener que desarrollar y entrenar deportistas que constantemente se encuentran en momentos diferentes los unos de los otros. Y aunque el deporte sea individual, es importante saber en qué momento se encuentra nuestro deportista, para entrenarle correctamente.

El grupo medio es el más fácil de gestionar y no hablaremos de ellos, pero, ¿qué pasa con los que se quedan atrás y qué pasa con los que destacan por delante? ¿Qué hacemos con ellos? ¿Cómo les ayudamos?

Los que se quedan atrás

Vamos a diferenciar entre 3 conceptos que pueden explicar las dificultades en el desarrollo de un/a deportista, y que requieren una intervención diferente.

Retraso

En este caso, algún aspecto evoluciona más lentamente o de forma más tardía. Por ejemplo, se puede tener un retraso madurativo que influya en el crecimiento. Hay deportistas que crecen más tarde.

El error que solemos cometer: Quitarles oportunidades porque en un momento concreto no dan rendimiento.

Intervención/Propuesta/Solución: Si el retraso está controlado (es decir, si lo que esperamos llegará), tener paciencia, trabajar mientras otros aspectos que le puedan ser útiles, y no privarle de oportunidades, encontrando entornos favorables donde pueda desarrollarse mientras.

Déficit

A este deportista le falta alguna cosa (o varias). Algunos déficits se pueden trabajar, por ejemplo, un déficit coordinativo, un déficit de fuerza o no leer/entender los espacios a ocupar, un déficit de confianza, de autoestima, etc. Otros déficits simplemente son estructurales y no podemos incidir sobre ellos, como por ejemplo, aumentar la envergadura.

Puede haber situaciones intermedias y no siempre es tan sencillo, por ejemplo: “Este/a no tiene nivel suficiente”. ¿Lo que le falta lo puede conseguir? ¿Y en cuánto tiempo? ¿Qué necesita? ¿Es consciente de ello? ¿No puede hacerlo o no quiere hacerlo? ¿Cuál es el precio/esfuerzo a pagar? ¿Confías en él/ella? ¿El déficit es suyo porque ha llegado a su límite o es tuyo porque no sabes enseñarle mejor? Etc.

El error que solemos cometer: No detectar los déficits, no darles importancia hasta que es demasiado tarde y ya no hay margen o hasta que no aparece un problema grave, como podría ser una lesión.

Intervención/Propuesta/Solución: Trabajar los déficits que se pueden mejorar, dentro de una buena planificación. Controlar los déficits que no se pueden mejorar, para que no se conviertan en un hándicap y darle un plan B, por ejemplo, reconvertir a ese jugador/a a otra posición (¡pero no cuando ya es demasiado tarde!)

Trastorno

Un trastorno simplemente es un cambio o una alteración que genera un desequilibrio, y este desequilibrio dificulta otros procesos. Por ejemplo, un deportista puede tener un trastorno de la atención que le puede generar dificultades en lecturas de situaciones tácticas. Otra persona, podría tener un trastorno de la alimentación, que influya en su salud y en su rendimiento, pero que solo viendo lo que pasa en la pista o en el campo, no entendamos cuál es el problema.

El error que solemos cometer: Como no es mi ámbito, no me implico.

Intervención/Propuesta/Solución: Entender que un/a deportista es una persona, no una máquina de recibir instrucciones y ejecutarlas. Delegar y pedir ayuda externa cuando sea necesario.

Los que destacan por delante

Nos equivocamos cuando metemos a todos en el mismo saco. Dentro de este grupo también hay diferencias. Vamos a ver 4 situaciones diferentes, no para clasificarles, sino para entender lo que necesitan en cada momento:

Superdotado

Estos deportistas presentan algunas cualidades por encima de la media o de lo que sería habitual. En algún aspecto son excepcionales. Ejemplos: un físico increíble, una visión de juego especial, un puntería exquisita, etc.

Cómo ayudarle: Que sea excepcional en algo, no quiere decir que sea excelente en todo. No sobrevalorarle. Estimular su capacidad para seguir mejorando. No hacerle depender exclusivamente de su punto fuerte y darle más recursos adicionales.

Prodigio

Se aplica a jóvenes y adolescentes con habilidades superiores a lo que sería habitual para su edad. Ejemplos: “La perla de la cantera”, “Es el futuro”, “Ha nacido una estrella” (si escribo una más, voy a vomitar).

Cómo ayudarle: Esto es en valor relativo (comparado con los de su edad) no en valor absoluto. Que destaque en este contexto, no quiere decir que vaya a hacerlo después. No engañarse y no engañarle. Trabajar para no solo destacar en valor relativo, sino algún día en valor absoluto.

Talento

Esta persona ha desarrollado una habilidad específica hasta un nivel exquisito. Ejemplos: Le sale solo, fluido, casi sin esfuerzo, lo hace muy fácil, etc.

Cómo ayudarle: Entendiendo que el talento no lo es todo. Se puede tener mucho talento y no ser válido. Se puede tener talento y ser imbécil. Se puede tener mucho talento y poca capacidad de sacrificio. El talento puede marcar la diferencia, pero por si solo no hace nada. El rendimiento es multifactorial, el alto rendimiento es complejo. Aportarle otras herramientas que también va a necesitar.

Genio

Este perfil es muy parecido a los talentosos, pero además de tener una habilidad específica muy alta, demuestra un alto nivel de creatividad. Ejemplos: “¿Cómo ha hecho eso si no se lo ha enseñado nadie, ni se lo ha visto hacer a nadie?”, “si le ves jugar, nunca sabes lo que va a pasar”, “nos puede sorprender en cualquier momento”

Cómo ayudarle: Obviamente, este es el mejor grupo. Son capaces de cambiar el juego, pero no lo harán si están mal asesorados, si no se rodean de las personas y el entorno adecuado. Hay que ayudarles a tener los pies en el suelo y estimular su humildad, capacidad de trabajo y ambición.

Estos cuatro perfiles destacan por delante, pero está claro que son perfiles diferentes. Pero vayamos más allá. El rendimiento es complejo. Nadie dice, que uno de estos cuatro perfiles, no haya podido tener un retraso, un déficit o un trastorno en algún momento. Estar en un grupo, no te excluye de otro. Son diferentes estadios de un proceso multifactorial y no lineal.

¿Qué hubiera pasado si Leo Messi no hubiera corregido el déficit de la hormona de crecimiento que limitaba su desarrollo? Lo que nos hubiéramos perdido…

El objetivo no es que encontremos al siguiente Leo Messi, sino entender cómo puedes ayudar a los que tienes delante tuyo hoy.

En resumen…