¿Dudar es un problema?
Depende
Durante el juego sí, en el planteamiento no.
Dudar cuando no tienes tiempo para pensar, solo hace que la opción que elijas no sea estando convencido. Y si juegas a medias, estás en desventaja.
Pero dudar de un planteamiento, un camino, una estrategia, etc. sirve para reafirmar si verdaderamente estamos en lo cierto o toca cambiar.
Muchxs deportistas dudan a lo largo de sus carreras y, con un buen acompañamiento, es lo mejor que pueden hacer, porque les ayudará a replantearse por donde quieren ir, que quieren cambiar, que quieren mejorar y que prefieren mantener.
Muchos entrenadores dudan sobre sus planteamientos, modelos de juego y estrategias a seguir, pero cuanto antes mejor, porque luego hay que construir.
Pero también muchos deportistas y entrenadores dudan durante sus competiciones, y ahí están muertos. A la competición hay que llegar con las cosas claras, porque en un entorno donde cada detalle cuenta, solo vale competir estando convencido.
Eso no quiere decir que jugando estando convencidos lo haremos todo perfecto. De hecho, los errores ya habrá tiempo de corregirlos, pero si dudamos antes de ejecutar, ya estaremos fallando antes de empezar.
Si juegas convencido no tienes garantizado que vas a ganar. Pero si juegas con dudas, está prácticamente garantizado que vas a perder.
Si dudas compitiendo, los de tu equipo van a perder confianza en ti, vas a bajar tu credibilidad y la seguridad que transmites. Pero además, si el rival es espabilado, se va a dar cuenta, y si es listx y sabe competir, te va a penalizar por ello, sacando ventaja de tus dudas y creándote aún más o colapsándote para no dejarte pensar y que te cueste aún más encontrar una solución.
En cambio, si tú has hecho este trabajo previamente y llegas con determinación al momento clave, serás tú y tu equipo quienes se verán beneficiados, porque podrás dedicar más atención a leer el juego y todo lo que va pasando, para tomar la mejor decisión en cada momento, ahora sí, totalmente convencidx.
¿Dudar está bien?
Sí y No. Depende el momento, del contexto y de la gestión que hagamos de esas dudas, porque podemos salir de ellas mejor o peor de lo que estábamos. Lo que está claro, es que en algún momento será necesario para confirmar si estamos o no, en el camino correcto.
En resumen…
